Movimiento lento contra la prisa




Movimiento lento contra la prisa
Viernes 25 de Mayo del 2001, 19:00 h.

Recorreré andando tan lentamente el Paseo de Independencia que parecerá que estoy quieto. Calculo un tiempo aproximado de una hora y media para recorrerlo desde la Plaza de España por su acera derecha.
El tiempo es abrumadoramente subjetivo, a pesar de relojes y calendarios. El ser humano se ha rebelado contra los ciclos naturales a los que estaba sometido y ha caído en la tiranía de la aceleración: todo debe ser veloz sin opción a la serenidad ni a detenerse. Si optamos por la lentitud quedamos excluidos de esta sociedad filocinética. Creo que la tranquilidad no es sinónimo de inmovilismo, cuando estamos parados pueden ocurrir tantos cambios como cuando nos movemos. La velocidad no es sinónimo de evolución ni garantiza la felicidad. Es necesario un equilibrio entre la velocidad y la quietud.